top of page

La meditación como herramienta de sanación

  • Foto del escritor: Antonia Guci
    Antonia Guci
  • 7 abr 2019
  • 3 Min. de lectura

¿Me creerías si te digo que el cuerpo viene equipado con mecanismos naturales para sanarnos? ¿Suena loco decir que tenemos el poder de sanarnos a nosotros mismos?


Antes de adentrarnos en este tema empecemos por lo primero: ¿Qué significa meditar? El diccionario lo define como "pensar y considerar un asunto con atención y detenimiento para estudiarlo, comprenderlo bien, formarse una opinión sobre ello o tomar una decisión". Personalmente prefiero la definición del Dr. Herbert Benson, profesor de Harvard. Él define esta práctica como "la repetición de una palabra, sonido, frase, oración o actividad muscular mientras, pasivamente, se ignoran los pensamientos cotidianos que inevitablemente vienen a la mente". Tomando en cuenta esta definición cualquier cosa puede ser considerada como meditación ¿Verdad? No solo sentarte en silencio con los ojos cerrados y las piernas cruzadas. La magia de la meditación es que es un arte y, como cualquier expresión artística, puede manifestarse de muchas maneras diferentes.


Ahora sí, ¿Cómo es eso de que nuestro cuerpo viene equipado con mecanismos de auto-reparación? Es más simple de lo que parece. Nuestro sistema es una máquina que está en constante funcionamiento, cerciorándose de que las cosas trabajen de forma correcta y corrigiendo desbalances que podrían tener consecuencias si no se reparan. Cuando el cuerpo se enferma, ya sea de un simple resfriado o de algo más serio, probablemente una de las razones sea porque los sistemas de auto-reparación se averiaron. ¿Y si te digo que uno de los más grandes enemigos de nuestro sistema es el estrés? No suena tan alocado ¿O sí? Cuando el sistema nervioso está estresado, por ejemplo durante una reacción "fight-or-flight" (respuesta fisiológica ante la percepción de daño, ataque o amenaza a la supervivencia), los mecanismos de saneamiento que tenemos se inhabilitan y dejan a nuestro cuerpo en una posición de riesgo. Solo comenzamos a sanar cuando, como contrapeso, logramos activar una respuesta de relajación que apaga el sistema nervioso simpático y enciende el parasimpático.


Ya que sabemos un poco más sobre el fascinante engranaje que comprende nuestra figura podemos comenzar a hablar sobre el mecanismo de auto-sanación más potente que tenemos: nuestra propia mente.


La meditación, a mi parecer, es la forma más sencilla que tenemos para activar la respuesta de relajación que inicia el proceso de sanación en nuestro cuerpo. Existen decenas de estudios que prueban científicamente que la meditación mejora nuestro estado de salud y recientemente se comprobó que esta práctica transforma físicamente nuestro cerebro (haz clic aquí para saber más). Si meditar le hace tanto bien al cuerpo físico imagínense lo que es capaz de hacerle a nuestra mente.


Uno de los principales objetivos de la meditación es entrenar la mente para reaccionar de forma más calmada ante situaciones complicadas que pueden surgir en nuestras vidas. Enseñarle a nuestra mente a cambiar sus patrones de pensamiento no es simple, pero en el proceso lo único que obtenemos a cambio son cosas positivas.


Es necesario recordar que la meditación no es igual para todos, lo que me sirve a mí quizás a ti no te funcione, por eso tenemos que descubrir qué es lo que nos acomoda dependiendo de nuestras fortalezas, intereses y lo que hace vibrar nuestra alma. Por ejemplo, en mi caso las dos técnicas que me funcionan son la meditación guiada y escribir todos los días en mi diario al despertar y antes de dormir. Más adelante nos adentraremos en el mundo de la meditación y profundizaremos en los principales tipos de práctica que existen.


Personalmente lo más significativo que me ha proporcionado la meditación ha sido la capacidad de escoger mis propias batallas. He aprendido que dejar pasar ciertas situaciones no me hace ignorante ante los problemas a mi alrededor, por el contrario, dejar pasar ciertas situaciones me ratifica que no necesito ser partícipe de todo lo que me rodea porque hay batallas que simplemente no merecen ser peleadas.


¿Tú en cuántas batallas innecesarias te enredas? ¿No te cansas de los enfrentamientos en vano?



 
 
 

Comentários


bottom of page